Estoy devastada porque el libro se acabó; antier terminé la trilogía del Baztán y no dejo de pensar en dos mujeres:
- Amaia Salazar, la protagonista de este culebrón.
- Dolores Redondo, la autora de esta inquietante-adictiva novela negra.
Con esta historia aprendí mucho de diversos temas, por ejemplo, el término jurídico secreto de sumario; también conocí a la temida Inguma, a quien esotéricamente le atribuyen las muertes de cuna en Elizondo, el poblado donde sucede esta escalofriante novela.
Cuando termino de leer un buen libro siento que algo me falta, extraño a los personajes y me parece increíble que al cerrar sus páginas los personajes queden ahí atrapados, como enterrados… A veces quisiera que en las noches los seres de esta trilogía convivieran con los vampiritos de Crepúsculo, pues hasta el clima en Forks lo describen tan lluvioso y frío como en el valle del Baztán.
P.d. Al inicio del capítulo 33, se lee la frase:
«Ojalá se parase el mundo. Pero cuando alguien a quien quieres muere, el mundo no se para.»
Deja un comentario